Niños que no comen: ¿Qué puedo hacer?
Es común que los bebés de un año tengan períodos en los que parecen ser más selectivos con los alimentos y muestran menos interés en comer. Aquí hay algunas sugerencias que podrían ayudarte.
¿Tu bebé de 1 año no quiere comer? ¿Se tarda mucho con la comida y se niega rotundamente a comer ciertos alimentos? Tranquila, en esta edad los niños empiezan a adaptarse a un nuevo mundo de independencia y autonomía, por lo que es normal que puedas batallar un poco con él a la hora de la comida.
En principio, debemos recordar que, a partir de los 12 meses, los niños comienzan a comer menos porque empiezan a crecer mucho más lento que antes, por lo que no necesitan tanta comida. Por otro lado, quieren hacer las cosas por sí mismos, comer solos y sentirse autosuficientes.
Esta nueva actitud puede provocar:
- Un mayor desastre a la hora de la comida.
- Lentitud para comer, porque están aprendiendo a tomar la comida con sus manos y/o usar los cubiertos.
- Mayor oportunidad para negarse a comer ciertos alimentos.
¿Por qué los bebés dejan de comer?
Seguramente, además de la preocupación, le insistes una y mil veces que se acabe lo que le serviste, y obvio, no obtienes los resultados que esperabas. Y es cuando surge tu pregunta: ¿es normal que mi hijo coma poco?
Así que antes de que entres en crisis o frustración debes conocer algunas cosas sobre el apetito de tu pequeño.
¿Por qué pasa esto?
- El apetito de tu hijo tiene variaciones por un brote de crecimiento, es decir, es una etapa en la que el bebé parece no estar conforme con la producción de leche de su madre, y muestra patrones diferentes a los que antes acostumbraba, pudiendo pedir más leche y succionando con más intensidad. Esto es normal pues se está estimulando al pecho a producir más leche para satisfacer su demanda.
- Recordemos que su estómago es muy pequeño, así que no te preocupes si sientes que le das poca cantidad, es normal pues la capacidad es limitada. De hecho, el estómago del bebé nace con una capacidad de 30 ml.
- Empiezan a distraerse más y tener ganas de experimentar con el mundo exterior, por lo que la comida llega a pasar a segundo plato. ¡No te preocupes! Es normal que el niño se vea estimulado por otras cosas pues está conociendo el mundo externo y prefieren poner atención que comer.
- A partir del año de edad, su crecimiento se desacelera lo que puede causar que coma menos.
Estrategias para evitar que tu hijo sea melindroso a la hora de comer
Si quieres que la hora de la comida deje de ser un problema y tú hijo empiece a comer disfrutando como antes, checa estos consejos que tenemos para ti:
- No le des colaciones poco tiempo antes de las comidas fuertes, recuerda que su estómago es pequeño y puede llegar a la hora de la comida sintiéndose satisfecho.
- Ofrécele una charola poco complicada limitando la cantidad de tazones, cucharas y tazas. Tener demasiadas cosas a la vista puede resultar abrumador y podría perder su interés en comer.
- Sírvele pequeñas cantidades de alimento, de 1 a 2 cucharadas de cada uno. Si quiere más te lo va a pedir, pero ver mucha comida en el plato puede causarle ansiedad y hacer que la haga a un lado o la tire.
- El apetito de tu niño varía de una comida a otra y de un día a otro. No te inquietes demasiado si no consume la cantidad que crees que necesita. Demuéstrale que respetas sus señales de hambre y de satisfacción.
- Si quieres que coma alimentos saludables permítele escoger entre calabaza y brócoli, pollo o pescado, arroz o pasta. ¡A los niños les encanta tener opciones!
- Coman en familia, sin presiones ni discusiones de ningún tipo. Un ambiente amoroso y tranquilo es ideal para que se sienta tranquilo y coma sin problemas.
- No coman viendo la televisión o teniendo juegos cerca, mejor platiquen entre todos e involúcrenlo en la conversación.
- Dale tiempo para masticar, tragar e incluso jugar un poco con un nuevo alimento. Jugar con los alimentos es una manera de conocerlos. Apurarlo hace que el proceso de comer sea menos divertido y provoca estrés.
- Si quieres que tu pequeño coma verduras, es importante que te vea a ti comerlas. Intégralas en sus alimentos favoritos y permite que las prueba, tal vez al inicio no le agraden, pero si continúas ofreciéndolas terminará por comerlas algún día. No te preocupes, lo hará.
- ¡Acepta el desorden! Hará que la experiencia de la alimentación sea más placentera tanto para ti como para tu bebé. Permítele explorar, aunque haga un desorden: los niños pequeños por lo general necesitan ver, tocar, oler y probar un alimento antes de consumirlo.
- Sé paciente. Si tu niño pequeño rechaza un alimento, quizá sea solamente porque no lo reconoce. No renuncies a un alimento rechazado; trata de prepararlo de una manera diferente y ofréceselo nuevamente.
- No lo sobornes con dulces. Esto le enseña que algunos alimentos son deseables mientras que otros no lo son.
Claves para no desistir en el intento
- Aunque no se lo acabe o no le interese, incluye en cada comida todos los grupos de alimentos: alimentos de origen animal, cereales, verduras o frutas.
- Para asegurar que a un niño no le gusta algo, se lo debes ofrecer entre 9 y 13 veces, en distintas presentaciones.
- Es más probable que su nutrición se vea comprometida si le das de comer siempre lo mismo.
- No esperes que tu peque se coma un plato repleto de verduras.
- Evita insistir con el mismo alimento por días enteros.
Comer y jugar ¡se vale!
Si cada vez que le sirves de comer, tu hijo comienza a jugar con la comida, no te sientas mal. Es normal que te preocupes por su salud, pero aquí te dejamos algunos tips para que ambos le saquen el mejor provecho a esta etapa de aprendizaje, juego, y claro, ¡desarrollo!
Para qué le sirve el juego
Los peques entre los 12 y los 18 meses tienen como regla en común dejar de comer, ya que no necesitan de tanta energía para crecer como lo hicieron el primer año de vida.
Además, tienes a un pequeño científico que necesita conocer los materiales y manipularlos antes de probarlos. De esta forma, comienza a reconocer los alimentos y se familiariza con ellos para aceptarlos mejor cuando se los mete en la boca.
Una buena noticia si tu bebé es un explorador a la hora de la mesa, es que, según un estudio de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), los bebés que juegan con los alimentos aprenden más rápido debido a su curiosidad.
Por si fuera poco, se vuelven más hábiles no solo para comer sino también para hablar, ya que la comida, además de su valor nutricional, aporta información clave para su desarrollo cognitivo.
La regla de oro es que no se debe obligar a los niños a comer ningún alimento, así sean frutas o verduras. Lo importante es evitar que la hora de la comida se convierta en un martirio para tu peque o para ti. ¡Se vale jugar y disfrutar a la hora de la comida!
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