La primera crisis adolescente de tu hijo
Descubre por qué tienen estos comportamientos.
Conforme un niño crece, aprende a construir su identidad y a afirmarse como una persona independiente. Después de la típica frase "sólo te lo diré una vez" te está demostrando que él es quien decide. Como mamá nunca es fácil saber cuándo no debes ceder y cuándo concederles lo que quieren.
De la primera separación al desarrollo de su independencia
Alrededor de los 8 meses de edad, un niño se da cuenta de su individualidad y de la de su madre. Esta es una fuente de preocupación y llora cuando lo dejas o cuando está con personas desconocidas. Esto se le conoce como “angustia de separación”. Entonces poco a poco se hace consciente del concepto de la alteridad (o de que existen otras personas). Cerca de los 18 meses de vida, tu bebé se reconocerá a sí mismo en el espejo y se considerará como individuo: una etapa decisiva en la formación de su "yo".
También es el comienzo de la fase de "no". Cuando se le pregunta si quiere tomar su baño (que por lo general le encanta), a poner su abrigo, para comer su puré, dice muy seguro que no. Esta etapa marca la afirmación de la autoridad en lugar de una verdadera negación. Tu bebé está tomando conciencia de su individualidad y como hasta ahora tú eras quien decidía por él, ahora expresa su propia opinión. Este es sólo un vistazo de los años de la adolescencia que te tocará vivir. ¿Habías escuchado hablar de los “terribles dos años”? Pues es su primera adolescencia porque está en el punto de que ni es bebé ni es un infante como tal (considerados así a partir de los tres años). De ahí que vengan crisis de identidad para él y su nueva y alocada rebeldía.
¿Cómo reaccionar?
Sin concederle a tu hijo todo lo que quiere, escucha sus demandas, ya que éstas muestran que tu hijo se está desarrollando normalmente. Si se niega a dejar que le ayudes a vestirse, puede que pienses que será una pérdida de tiempo pero a la larga ocuparás ese mismo tiempo en otra cosa cuando él se vista por sí mismo. Para que sea más fácil para él, elígele ropa que sea fácil de poner (sin botones ni cierres) y zapatos que se deslicen (sin agujetas).
Sé constante y firme en tus decisiones, es decir, no le prohibas algo que mañana le vas a permitir porque sólo lograrás crearle confusión. Por ejemplo, tomar un baño es necesario así le guste o no. Te corresponde definir y aplicar las reglas que no son negociables como la higiene personal. Si tu hijo quiere vestirse solo, está bien, siempre y cuando se ponga un abrigo porque hace frío. Si quiere quedarse en el columpio durante cinco minutos más está bien pero debes quedarte a su lado y cumplir lo estipulado: cinco minutos nada más.
¡Desastre a la vista!
Pongamos el ejemplo con la comida: cada vez que le das a tu hijo un nuevo alimento obtienes la misma respuesta: "No, no lo quiero, no me gusta" ¡cuando ni siquiera lo ha probado! Al menos el 75% de los niños entre los 2 y 10 años, tienen este tipo de reacción que se conoce como la neofobia alimentaria.
Es natural que sólo quieran comer lo que les gusta, pero es importante que coman una dieta equilibrada.
Obligar a tu hijo no va a resolver nada, ¡al contrario! Si se niega a comer pescado y carne, puedes hacer una opción como un platillo al horno con carne o mezclándolo con verduras. Dar el ejemplo es también muy importante: si él no quiere comer chícharos quizá se deba que tú tampoco los comes.
Otro consejo, vayan de compras juntos y pídele que te ayude a cocinar lo que él eligió. Al sentarse a la mesa, explica al resto de la familia que él te ayudó a preparar la comida. Los demás se sentirán orgullosos de su logro y comerán hasta el último bocado.
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