Microbiota del seno materno

Problemas de Lactancia Materna: Soluciones Efectivas

0 a 6 meses
Artículo
Ene 24, 2022
17 min

Explora problemas comunes de la lactancia y obtén soluciones efectivas. ¡Disfruta de una experiencia gratificante con tu bebé desde el inicio!

La lactancia no siempre sucede de forma natural, pero con un poco de práctica puede volverse más fácil. Prueba estos sencillos pasos para ayudarte a enfrentar los problemas de lactancia.

Desde pezones agrietados hasta mastitis, seguro habrás escuchado de las complicaciones que se pueden llegar a presentar durante la lactancia. Aquí te contamos cuáles son y cómo prevenirlas.

Sentir que tu bebé no se llena

Puede parecer que tu bebé no se llena porque está pidiendo tomar pecho con bastante frecuencia o hace tomas que parecen extenderse durante mucho tiempo. Esto es completamente normal en una lactancia a libre demanda (llegando a ser de 8 a 12 tomas por día al principio), y lo podrás ver porque tu bebé se muestra relajado y satisfecho, algunas veces desde mitades de la toma, otras veces se muestra así hasta el final cuando se suelta.

Más que saber qué tanta leche necesita tomar tu bebé, se recomienda monitorear que moje de 6 a 8 pañales con pipí al día y que esté logrando sus hitos de crecimiento y desarrollo cuando lo lleves a sus revisiones mensuales con el profesional de la salud.

Baja producción de Leche Materna

Cuando tu bebé nace, su estomaguito es del tamaño de una cereza, por lo que el volumen de calostro que necesita se satisface con gotitas por cada toma. Conforme él va creciendo y vas promoviendo la lactancia a libre demanda, tus senos se van adecuando al volumen de leche materna que tu bebé puede llegar a requerir (a veces incluso puedes producir un poco de más). Ante la duda de si tu volumen de producción de leche es bajo, lo más recomendable es consultar con un tu profesional de la salud o con un especialista en lactancia, como una asesora de lactancia.

Crisis de que debes conocer

Después de que tu bebé nace inicia una nueva experiencia: la lactancia materna, la cual es un proceso que tanto tu bebé como tú, deben aprender juntos.  Un ejemplo es cuando te acostumbras a que tu bebé tenga un ritmo de demanda y de repente empieza a pedir leche más seguido y simplemente no entiendes las razones, a esto se le llaman crisis de lactancia, crisis de crecimiento o brotes de crecimiento.

Estas crisis de lactancia aparecen en edades específicas, y si sabes de qué se tratan, podrías detectarlas con facilidad para superarlas y no caer en la desesperación.

Rechazo de tu bebé al seno materno

Puede que tu bebé en algún momento muestre rechazo por el seno materno, sobre todo cuando ya tiene mucha hambre. Esto llega a suceder cuando no llegamos a detectar sus señales de hambre con anticipación, lo que hace que tenga poca paciencia para comenzar a sentir que sale tu leche. También hay bebés que muestran rechazo por el seno materno por lo que se conoce como “Confusión de pezón”, lo cual significa que prefieren la tetina de una mamila o de un chupón (que en algún momento probó durante el primer mes de vida).

El síndrome de confusión de pezón se puede corregir con paciencia y persistencia de tu parte por ofrecerle sólo el seno materno hasta que se vuelva a acostumbrar a él. Otra razón que puede generar que tu bebé muestre rechazo al seno materno es porque tiene algún malestar corporal que requiere ser atendido, desde sacar el aire, hasta cólicos u otros malestares.

Senos congestionados

Es normal que durante las primeras semanas de la lactancia tus senos se muestren muy llenos antes de cada toma. Si están demasiado congestionados, pueden mostrarse duros y generarte incomodidad, al igual que dificultar un poco el agarre para que tu bebé comience a tomar leche materna.

Para ayudarte a comenzar la toma, puedes aplicar compresas frías, masajes circulares y usar un extractor de leche materna extrayendo un poco de leche, sólo para aligerar presión que no permite que tu bebé logre tomar el seno fácilmente, no para vaciarlos.

Lo más recomendable para prevenirlo es asegurar que tu bebé esté tomando pecho frecuentemente (por lo menos cada 1.5 a 2 horas en las primeras semanas), y que cada toma sea lo más extendida posible para que tu seno sea vaciado y pase de lleno y duro a blando y relajado.

Dolor al amamantar

La lactancia no debe de doler, ni en el pezón, ni en la areola o cualquier otra parte del seno, antes, durante o después de la toma. Si tienes dolor al amamantar, es importante que acudas a la brevedad con un profesional de la salud capacitado en lactancia o a una asesora de lactancia, para que revisen la causa del dolor.

Cuanto antes sea revisada y atendida la causa del dolor, más rápido se podrá llegar a una solución que no permita que interrumpas tu lactancia. Pregunta a tu profesional de la salud acerca de las soluciones de Nestlé para prevenir el dolor durante la lactancia.

Obstrucción de conductos

En ocasiones puede llegar a obstruirse un conducto en tu seno, la principal forma de atenderlo es promoviendo que tu bebé continúe amamantando directamente de ese seno para ayudarte a destaparlo. Si adicionado a la obstrucción presentas coloraciones rojas en partes de tu seno, protuberancias o fiebre, es importante acudir a tu profesional de la salud sin dejar de vaciar tu seno con la ayuda de un extractor.

Para prevenir la obstrucción de conductos, se recomienda tratar de lograr que tu bebé te ayude a vaciar los senos en cada toma. También ayuda variar las posiciones en las que tu bebé toma pecho, para que pueda jalar con mayor facilidad la leche materna en diferentes ángulos alcanzando mejor todos los conductos.

Pezones aplanados, adoloridos, agrietados o con sangrado

Cuando tu pezón queda lastimado por amamantar, es importante que sea revisada por un especialista la técnica de agarre con la que tú y tu bebé se están acomodando para cada toma. Muchas veces estos malestares pueden disminuir considerablemente al corregir esta técnica, cuidando que tu bebé esté succionando en la zona de la areola con la boca bien abierta y no directamente en el pezón.

En algunas ocasiones, el uso de algunos accesorios y productos pueden ayudar con la recuperación, pero éstos deben ser prescritos por el especialista para darte instrucciones precisas de cómo y cuándo usarlos. Si la técnica de agarre es adecuada, tu especialista valorará cómo tu bebé succiona y te comentará si hay algo que necesite corrección a través de ejercicios o que requiera intervención, como una frenilectomía (liberación del frenillo sublingual corto).

Si la valoración motora de succión de tu bebé resulta aprobatoria, pero sigues con molestias, tu especialista te indicará si se trata de alguna alteración microbiana que requiera tratamiento. Para prevenir este tipo de molestias, lo más recomendado es practicar una técnica de agarre correcta, junto con el acompañamiento constante de tu especialista para ir detectando signos tempranos que se puedan detener antes de volverse complicaciones para ti.

Perlas de leche

Las perlas de leche son pequeñas calcificaciones propias de la leche materna que se llegan a formar gracias a traumatismos o bacterias, generalmente se ven entre las capas de la piel de tus pezones. Suelen ser muy dolorosas y visibles en tu pezón, como puntos blancos brillantes.

Con la ayuda de la succión continua de tu bebé, o a través del drenaje realizado por tu profesional de la salud junto con un tratamiento, las perlas de leche pueden ser tratadas hasta tener mejoría y/o que desaparezcan.

Mastitis

L La mastitis es una de las complicaciones más severas y dolorosas de la lactancia, ya que es una infección bacteriana que se puede presentar en las glándulas mamarias o en los conductos que las conectan. Se suele identificar porque se manifiesta con abultamientos, dolor y/o calor zonificado en el seno, congestionamiento, coloraciones rojas y/o fiebre y escalofríos en la madre.

Lo que puede llegar a ocasionar la mastitis son varias de las complicaciones ya mencionadas arriba: una técnica inadecuada de agarre, senos congestionados, obstrucción de conductos, grietas o sangrados en los pezones, así como la presencia de agentes patógenos en el seno materno que previenen que el microbiota mantenga al seno saludable.

Para prevenir la mastitis, se recomienda contar con una técnica adecuada de agarre, asegurar que en cada toma se vacíen los senos y variar la posición en la que acomodas a tu bebé para amamantar; también se recomienda tomar medidas adecuadas de cuidados e higiene, así como el consumo de probióticos específicos para la lactancia que puedan contribuir a mantener la salud de tus senos.

Confusión del pezón

Cuando un bebé es alimentado con biberón los primeros días de vida, no aprende a succionar, sino que muerde el chupón y regula el flujo tapando la punta del chupón con la lengua; cuando hacen esto con el pezón, además ser doloroso para la mamá, provocan que se salga de su boquita molestándolos y haciéndolos llorar, así que, en la medida de lo posible, evita el uso de biberones y chupones.

Crisis de lactancia entre los 15-21 días de nacidos

Pensarás que tu bebé ya tiene un ritmo en su alimentación, pero en la tercera semana experimenta la primera crisis: quiere comer con mucha más frecuencia. Puedes pensar que está tan satisfecho que saca el aire con un poco de leche, sin embargo, quiere seguir pegado al pecho.

La razón: necesita aumentar la producción de leche de su mamá porque está creciendo. Pero no te preocupes, una vez que lo logre, volverá a hacer tomas más espaciadas.

Crisis de las 6 o 7 semanas de nacido

El pequeño requiere más cantidad de leche, por lo que aumenta el número de tomas. También puede estar inquieto, jalar el pezón, llorar sin soltar el pecho, arquear la espalda y tensar las piernas porque también cambia el sabor de la leche materna. Se vuelve más salada. Después vuelven a su ritmo normal.

A los tres meses

Es la crisis más delicada y compleja, puede tardar hasta un mes en superarse y adicional es cuando muchas madres regresan a trabajar. El bebé realiza tomas muy espaciadas y sólo se tarda algunos minutos en alimentarse, es decir, pareciera que come menos en poco tiempo, aparentando que no tiene hambre o que te estás quedando sin leche. También puede comer de forma intranquila, jalando y soltando el pecho al principio de la toma. Pero, tranquila, es que la lactancia se ha instaurado completamente y la producción se ajusta a la demanda del bebé y no se produce al alza, como al principio de la lactancia.

A los 12 meses

A esta edad el bebé ya combina la lactancia con la alimentación, sin embargo, a partir del año de edad el crecimiento del bebé se desacelera, es decir el ritmo acelerado que tenía antes ahora es menor, por lo que puede bajar su preferencia por los alimentos, y por lo tanto incrementar sus tomas de leche. Pero todo vuelve a la normalidad entre los 15 y 18 meses.

A los 24 meses

En caso de que continúes con la lactancia, tu hijo te pedirá más leche materna, es decir con más frecuencia que antes, ya que está en el proceso de ser independiente y necesita sentirse seguro y con el confort de la madre, aunque es común que solo sean pequeñas tomas. Pero como todos pasará en breve.

Las crisis de lactancia son pasajeras, pero tienes que estar tranquila para ayudar a tu pequeño en estos momentos en que está conociendo y escuchando su cuerpo. Si tú estás relajada y feliz, tu hijo también lo estará.

Es importante que tú también disfrutes este momento de lactancia por lo que recomendamos prevengas ciertos problemas comunes que hoy en día existen como la mastitis o inflamación del seno materno. Pregunta a tu doctor por suplementos con probióticos L. Fermentum que pueden ayudarte a prevenirlo. Nestlé Maternal Nutrition cuenta con un suplemento llamado Optilac ® que puede ayudarte.

Evita dolores y fisuras durante la lactancia

A veces, amamantar no resulta tan fácil al principio, y eso por eso que te comparto estos consejos para evitar dolor y fisuras en los pechos, y así poder tener una lactancia exitosa.

  • Un buen agarre: Este es el punto clave del éxito. Un buen agarre significa que el pezón y casi toda la areola se encuentren dentro de la boca del bebé. Sus labios se ven hacia afuera y su barbilla debe tocar el pecho.
  • Prueba diferentes posturas: Si tu bebé te está lastimando, intenta cambiar de postura. Existen varias, entre ellas está la de cuna, la de cuna cruzada, la de balón de americano y la acostada.
  • Tu leche es la mejor cura: La leche materna tiene propiedades curativas. Después de cada toma exprime una gota de leche y úntala alrededor de tu pezón, después déjala que se seque. Intenta quedarte un rato con el pecho al aire.
  • Utiliza protectores suaves: Usa unos protectores que sean reusables o desechables entre tu sujetador y tu pecho. Esto ayudará a que la fricción de tu piel con la tela no te siga lastimando y la herida se cierre más rápido.

Si eres mamá primeriza, checa este video que te ayudará a tener una idea más clara de lo que debes hacer para que tú y tu bebé disfruten la hora de comer:

¿Cómo enfrentar los problemas de la lactancia?

  • Asegúrate de que el bebé succione correctamente el pezón. Su boca debe cubrir más aureola en la parte inferior del pezón que en la parte superior. Para saber más al respecto, lee sobre la técnica correcta para amamantar aquí.
  • Habla con tu partera o médico si te resulta doloroso amamantar. Podría ser porque el bebé no está succionando correctamente el pezón.
  • Intenta rozar el labio superior del bebé contra tu pezón para que abra la boca.
  • Entre comidas utiliza crema para pezones o leche materna para calmar cualquier dolor o sequedad.
  • Usa compresas tibias si tienes conductos obstruidos. Consulta a tu partera o médico para que te den más consejos.
  • Si tienes mucha leche o si tienes los senos hinchados, extrae la leche a mano antes de alimentar a tu bebé.
  • Si tus senos se hinchan, alimenta más seguido a tu bebé.
  • Desde que comiences a amamantar, alimenta a tu bebé lo más seguido que puedas para aumentar la producción de leche: a mayor demanda, mayor producción.
  • Si los pezones invertidos están causando problemas, habla con tu partera o médico.
  • Si los pezones invertidos están complicando la succión, usa la bomba de lactancia antes de amamantar.
  • Si el bebé se duerme mientras está comiendo, pégalo al pecho más lleno para una alimentación más eficiente.
  • Si tu bebé se queda dormido en cuanto comiences a alimentarlo, hazle cosquillas en los pies.
  • Si te saltas una toma, usa almohadillas. Los senos se tardan en reaccionar.
  • Si tienes mastitis, consulta a tu médico y se recomienda alimentar a tu bebé más seguido o sacarte la leche para evitar congestión del seno materno. Para más consejos, lee las 8 formas de prevenir la mastitis.
  • Si crees que tienes mastitis o dolor en el seno, consulta a tu médico.
  • Habla con tu médico o consejera de lactancia si sufres de reflejo de eyección doloroso.
  • Si tu reflejo de eyección o de salida de leche es muy rápido o si el bebé parece estar incómodo durante las tomas, prueba diferentes posiciones. Echa un vistazo a nuestra lista de distintas posiciones para lactar.
  • Recuerda que los problemas de lactancia deberán disminuir con el tiempo.

Sentirte cómoda con la lactancia puede llevar tiempo y práctica, procura hacerlo en un lugar tranquilo y libre de distracciones, acarícialo y fomenta el contacto piel con piel, de acuerdo a la UNICEF esto puede ayudar a tener una lactancia exitosa.

Si bien esta es una lista profunda de las complicaciones y crisis en la lactancia, la mejor forma de prevenirlas es buscar orientación con un profesional de la salud con conocimientos de lactancia y/o de una asesora de lactancia, esto es ideal en cuanto decides que vas a amamantar, para que, bajo su guía, te prepares de todas las formas posibles para lograr una lactancia exitosa y libre de complicaciones.

¡No olvides limpiar las encías de tu bebé, aunque todavía no le hayan salido los dientes!

Sí. Así como la higiene de un recién nacido es importante por fuera, la higiene oral para tu bebé debe de estar presente incluso aunque no tenga dientes. Es una buena técnica crear el hábito de limpiar sus encías con una gaza o un pedazo de tela húmeda durante la hora del baño o después de cada toma de leche. Sólo rodea tu dedo índice con la gasa o el trozo de tela y frótalo con cuidado en las encías de tu bebé.

No es necesario que utilices pasta de dientes o ningún otro producto para limpiar las encías de tu bebé, tampoco ningún tipo de cepillo. En caso de no sentirte cómoda con la gasa, existen productos de plástico diseñados especialmente para limpiar las encías de tu bebé además de tener texturas que masajean, dejando una buena sensación después de cada sesión de limpieza.

Las bacterias que se forman en la boca de tu bebé por lo regular no provocan un daño en las encías, pero nunca está de más tomar medidas de prevención antes de que le salgan los dientes ya que las caries es uno de los padecimientos más común en los niños cuando comienzan a crecer.

Acostumbrar a tu bebé a tener la boca limpia como parte de su rutina diaria facilita la transición al cepillado dental más adelante cuando comienzan a salir sus dientes.

Cuidado de tus senos durante la lactancia

Tu hijo no necesita de ningún equipo en particular a la hora de la lactancia porque tus senos siempre están "listos para usarse", no importa el lugar y momento. Sin embargo, durante la lactancia materna ciertos artículos pueden ser muy útiles en tu día a día con el fin de ayudarte a cuidar de tus senos y hacer que la lactancia materna sea más práctica. ¿Quieres conocer más detalles?

Bra de lactancia

Contrario a la creencia popular, la lactancia materna no tiene necesariamente un efecto perjudicial en tus senos. Un pecho con buen sostén, ¡no perderá nada de su atractivo! Pero eso sí, es importante que inviertas (o pidas de regalo) un par de brasieres de lactancia (con dos siempre tendrás uno de repuesto), los que proporcionan excelente soporte para tus senos que aumentarán de tamaño.

Otra ventaja es que, por lo general, se abren de enfrente, lo que te facilita acceder a tus pechos sin tener que quitar demasiada ropa cada vez que alimentes a tu bebé.

Nuestros consejos para comprar un bra de lactancia:

  • Si lo compras antes del parto, mejor espera hasta que estés en tu tercer trimestre de embarazo, así les darás la oportunidad a tus senos de crecer al máximo tamaño que muy probablemente alcanzarán (aun después del parto).
  • Si lo compras después del nacimiento, ya una vez que la leche ha bajado (esto se aplica en el primer caso también), busca el tamaño adecuado, recuerda medirte y tener en cuenta que probablemente aumentarás una talla (es decir, de copa B a C). Busca tiendas donde puedas probarte el sostén para verificar que no te apriete en la espalda o que no te brinde el soporte que necesitas.
  • Algunos modelos no tienen varillas, mientras que otros cuentan con varillas flexibles. Realmente es tu elección, lo importante, por supuesto, es que te sientas lo más cómoda.
  • Opta por un sujetador de algodón porque será más suave tanto para ti como para la piel del bebé. Además, los de este material son más resistentes y se pueden lavar a altas temperaturas para una máxima higiene. Hay algunos modelos muy atractivos y prácticos, también existen los de tejidos sintéticos, sin embargo, depende de si eres o no sensible a la fricción de ciertas telas. Depende mucho de tu piel y de tus gustos.
  • Busca tirantes anchos, especialmente si tus pechos crecieron más de dos copas (por ejemplo, antes eras A y ahora estás en C) porque requieres de un soporte más eficaz.
  • Presta especial atención a cómo se abre la copa, ¡debe ser lo más fácil del mundo! Tómalo en cuenta porque piensa que necesitarás una gran destreza para alimentar a tu bebé ¡abriendo el broche con sólo una mano!

Unos tips extras

  • Compra un sostén blanco y uno negro porque se verá discreto bajo una camisa blanca o un top negro.
  • Puedes usar tu bra tanto de día como de noche, especialmente al principio. Por lo tanto, ¡la comodidad es de suma importancia!
  • Hoy en día, ya hay modelos muy bonitos en el mercado. Sólo porque estás amamantando, no significa que tu bra deba ser 100% simple y funcional.

Protectores de lactancia

Estos discos redondos y suaves recogen el exceso de leche que tus senos producen durante las primeras semanas. Son muy útiles para evitar manchas en la ropa que aparecen entre las tomas.

Cámbialas con regularidad para evitar que tus pezones se mantengan húmedos, lo que puede conducir a dolorosas fisuras. Puedes elegir entre dos tipos, dependiendo de si los cambias rápidamente o no: desechables y lavables. Trata de tener siempre unos a la mano para que estés tranquila.

Copas recolectoras de Leche Materna

Sirven básicamente al mismo propósito que los protectores (para recoger el goteo de leche entre las tomas) pero son más rígidos y gruesos. Por lo tanto, estimulan tus senos constantemente, aunque si ya tienes almacenada mucha leche, mejor evita su uso, ya que sólo aumentarán la producción de leche y la congestión en los pechos. Tampoco son recomendables si sufres de grietas en los pezones porque debes mantener el área afectada lo más seca posible.

Sin embargo, ofrecen dos ventajas: para las mujeres con pezones hipersensibles, evitan el contacto directo entre el pezón y el sujetador o protector de lactancia. En segundo lugar, pueden ser empleados por las mujeres con pezones malformados o planos para ayudar a la formación del pezón; en este caso, deben ser usados durante las últimas etapas del embarazo. Pregúntale a tu ginecólogo sobre el tema.

Ropa cómoda para ti

¡La lactancia materna también tiene su estilo! No hay necesidad de desterrar tus tops favoritos de tu armario sólo porque estás amamantando (ellos esperarán hasta que puedas usarlos de nuevo).

Al principio, sólo estarás buscando la solución más práctica y querrás las camisetas especialmente diseñadas para este fin, como las que se abren en el pecho (porque sin duda tienen sus ventajas). Piensa luego en pasar a las camisas que se desabrochan (especialmente práctica para la lactancia materna en público sin exponer tu estómago). En términos generales, elige ropa cómoda que sea fácil de lavar y suave al tacto.

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